viernes, 9 de septiembre de 2011

Reflexiones sobre Educación

Me puse a leer las pautas para planificar de Idioma Español y encontré algunas guías para ser “buenos docentes”  sugeridas por profesores del  IPA.
¿Qué enseñamos? ¿Qué debemos enseñar?
Es difícil responderlas, enseguida decimos que somos padres, madres, psicólogos y que si queda tiempo tratamos de cumplir el programa…
Pero todos estamos de acuerdo seguramente en que debemos revisar nuestra práctica y ejercer la autocrítica. Creemos que hay que enseñar ante todo, con consistencia programática es decir,  con adecuación ente los temas de la asignatura y las metas de aprendizaje propuestas.
Debemos vincular cómo, qué y para qué enseñamos.
En Idioma Español por ejemplo:
Una planificación compartida con los estudiantes para poder instalar en el aula la reflexión metalingüística, con actividades que estimulen el pensamiento, con una apertura eficaz a la diversidad, que se demuestre  en la variedad de las propuestas metodológicas.
La seguridad plena de que la vida tiene que entrar al aula, el discurso debe ser realista y de aplicación inmediata, y básicamente sin subestimar las capacidades de los jóvenes, aún en los contextos más críticos.
Bien, deberíamos agregar:
Los docentes debemos profundizar en la naturaleza humana, hacer al joven supone poner palabras en uno mismo y en la realidad. La palabra tiene la capacidad de volver a instalarse en el mundo y en el corazón de nosotros para superar el anonimato que conlleva el mecanicismo.
Sin duda la lengua materna es hogar, y es madre, porque nos da la posibilidad de situarnos en el mundo, de seguir construyendo humanidad y comunidad, cultura, universos simbólicos, comunicación, encuentro, dando sentido a la vida y a la existencia.
Estamos comprometidos a darles la bienvenida a los jóvenes dándoles la palabra, para que reconozcan por sus nombres a los demás, para que puedan dar nombre al mundo construyendo su identidad y participen de una comunidad donde puedan ser nombrados

3 comentarios:

  1. Muy interesante Jacqueline!
    Es cierto que la realidad demanda de los docente mucho de todo y poco de lo que sí se debe esperar... sin embargo no son en vano los esfuerzos por continuar avanzando en ese rumbo que planteas.
    Recuerdo una profesora de Didáctica de la Literatura en el IPA que nos decía... "cuando un chico no es capas de expresar lo que piensa... ¿es capas de estructurar su pensamiento?"
    Esa pregunta siempre me quedó como grabada... y realmente pienso que la expresión, la palabra conribuye no solo a transmitir lo que somos, sino que con ello nos construimos...
    No por nada la palabra ha sido considerada como creadora para muchas culturas y filosóficamente las cosas pasan a formar parte de mi mundo cuando las reconozco con un nombre.

    Super interesante!!!!
    Da para sentarse a conversar...

    Saludos!
    Laura

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  2. Hola Jaque, tu post me recuerda algunos libros que leí de la literatura fantástica, no sé como llamarla ya que mi formación es básicamente en ciencias. Pero en estos libros de Ursula Le Guin o En la saga el Sr de los Anillos se hace referencia al conocimiento del nombre de las cosas y el poder que eso confiere. Siempre me quedó grabado este concepto...tú me lo recordaste.
    Saludos y seguí escribiendo que te leemos

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  3. Completamente de acuerdo, y esta es la función a la que las instituciones educativas y los docentes no pueden renunciar.
    Un saludo,

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